Textos

Artículo "Señales urbanas", escrito por Lía Gómez, en Revista Contraeditorial 10/05/2021

https://contraeditorial.com/senales-urbanas/

Texto escrito por Sergio Pujol, para la muestra "Copia Fiel", Galería Cariño, 2019.

El joven soldado norteamericano Abraham Simpson tiene en la mira de su fusil al mismísimo Adolf Hitler. Apunta con cuidado, decidido a sesgar una vida responsable de millones de muertes, cuando de pronto una pelota de tenis en azarosa elipsis desquicia el arma redentora, condenando así a la Humanidad a la mayor masacre de la historia. Quien arrojó esa pelota con más torpeza que malicia – finalmente, la banalidad de mal puede estar en cualquier parte, no solo en el aspecto pedestre de Adolf Eichmann – es el señor Burns. Años más tarde, el susodicho será el millonario más despiadado del capitalismo norteamericano. Un Hitler de la plusvalía. Cada vez que veo un Homero en las calles de mi ciudad, recuerdo ese capítulo de los Simpson. Me gusta citarlo en las clases: las infatigables estrategias de la docencia en lucha desigual contra los celulares. También recuerdo haber leído que de todas las referencias históricas a las que apela Matt Groening en su creación hiper textualizada la de Hitler es la más concurrida: el Moloch moderno devenido objeto burlesco de la cultura de masas. ¿No decía McLuhan que Hitler jamás hubiera sobrevivido a la TV? En cierto modo, Marshall estaba equivocado: volvió a nosotros como farsa. Por supuesto, más allá de esta cita, sé perfectamente lo que Los Simpson significa para las nuevas generaciones. Mi hijo mayor creció con Bart jugando en casa. La familia de Springfield está entre nosotros, aquí nomás, en Barrio Hipódromo de la ciudad cubo, o allá lejos, en los confines de la Patria. Pero eso no sucede sólo merced a la TV y YouTube. Están los grafitis, las bandas de rock con nombres alusivos (Ned Flanders, Encías Sangrantes), el habla cotidiana generacionalmente punteada con frases y situaciones que sólo entendemos quienes conocemos a los Simpson, que a esta altura somos casi todos.

La obra de Mariel Uncal pesquisa con inteligencia y un premeditado gesto naif el sistema de citas de la cultura popular. Cerdos perversos, salchichas que caminan y hablan, perros escuálidos que hacen malabares para sostenerse en esta vida tan difícil. Y así llegamos a ese Homero cabezota degradada por la abstracción de las calles, los usos nunca inocentes de una iconografía que nació en la mente afiebrada de un dibujante de la contracultura yanqui, llegó a estas tierras en los albores del cable y las primeras noticias del algoritmo y se quedó a vivir en mi barrio, en tu barrio. Como todo el mundo sabe, su padre Abraham, acaso movido por otros ideales, estuvo a punto de matar a Hitler. Qué luctuoso su fracaso.

Sergio Pujol